viernes, 25 de noviembre de 2016

Recursos Léxicos Orales

Recursos léxicos: Se basan en la repetición de algunas palabras y en las relaciones semánticas que se establecen entre ellas. Algunos de ellos:

Campo semántico o léxico común: La utilización de palabras del mismo semántico o léxico da cohesión a un texto. 
Ejemplos: Comunicación: Correo, telégrafo…

Repetición léxica: Consiste en la repetición de una o varias palabras con la finalidad de enlazar las partes del texto y facilitar al lector su comprensión.

Sustitución sinonimia: Se basa en la sustitución de un término por un sinónimo o una palabra con significado similar. 
Ejemplo: Carta; parte…

Hiperónimos e hipónimos: Son palabras que tienen un significado genérico que engloba otros más específicos.

Tipo
Coloquial
Propio de una conversación informal.
Metáforas lexicalizadas

Entre ellas se encuentran:

Frases hechas:
Expresiones formadas por dos o más palabras con un significado unitario y una función única.

Ejemplos:
darle un aire (ataque de parálisis) o ( ser parecido a alguien).

Albur:
Es un juego de palabras de doble sentido donde uno o varios de los elementos expresados toman un doble sentido en su significado.

Ejemplos:
Si bebes para olvidar, paga antes de empezar.

Cultura Sociedad Y Comunicación

En la vida cotidiana, los hablante utilizan diversos discursos para transmitir sus ideas; en ellos hay una parte que se escucha o lee ( explícito) y otra que se deduce del contexto del que se está hablando (implícita).

Acervo
conjunto de bienes morales o culturales acumulados por tradición o herencia.

La Riqueza De La Lengua Oral Popular
La civilización occidental heredó el latín en dos formas: como lengua hablada y como vehiculo universal y permanente de cultura. Como consecuencia el vocabulario latino ha pasado a las lenguas romances siguiendo diversos caminos.

Personas del discurso

Existen tres clases de personas:

Primera persona: Se utiliza geralmente en la narración.

Segunda persona: Se usa rara vez en los artículos científicos.

Tercera persona: No hay protagonismo, sino datos objetivos.


La Cortesía
El principio de la cortesía es un complemento del principio de cooperación y su propósito es conseguir un objetivo, estableciendo dos reglas: sea claro y sea cortés.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Modelo de Comunicación Oral

En el acto de comunicación existen seis componentes: emisor, mensaje, código, canal, receptor, y contexto.

- Emisor: Es quien emite el mensaje, puede ser o no una persona, constituye la fuente y el origen de lo que se pretende comunicar.

- Receptor: Es quien recibe la información.


- Canal: Es el medio físico por el que se transmite el mensaje, como internet, teléfono, etc.


- Código: Sistema de señales o signos que se usan para transmitir un mensaje, por ejemplo, el inglés, el castellano, el código morse, el sistema braile, las señales camineras, entre otros.


- Mensaje: Es lo que se quiere transmitir. Se refiere al contenido de lo que el emisor comunica al receptor.


- Situación o contexto: Es la situación o entorno extralingüístico en el que se desarrolla el acto comunicativo.


Según Bygate podemos distinguir dos aspectos en las comunicaciones plurales:

- Conocimientos. Son las informaciones que tenemos memorizadas, que para ser expresadas exigen el dominio de la lengua. También intervienen aspectos relacionados con la cultura, como por ejemplo modelos culturales o estructura de las comunicaciones.

- Habilidades. Son los comportamientos que mantenemos en las comunicaciones orales,tales como la habilidad para adaptarnos al tema, para adecuar el lenguaje,etcétera.

Escuchar activamente
Escuchar con atención es uno de los comportamientos más valorados en la comunicación oral. Al prestar atención transmitimos a nuestro interlocutor la idea de que el mensaje que nos trata de transmitir lo estamos recibiendo y de que somos capaces de interpretar y comprender lo que esta persona nos comunica.

Para escuchar activamente debemos seguir las siguientes recomendaciones:

- Tener una disposición psicológica. Pensar que cuanta más información tengamos mejor podremos actuar.

- Observar a nuestro interlocutor. Por ejemplo, comprender sus expresiones o identificar el momento en que desea que hablemos.

- Utilizar la palabra. Emplear expresiones tales como «si no he entendido mal...», «comprendo», «sí...».

- Evitar realizar otras cosas mientras escuchamos. Por ejemplo, no juzgar antes de tiempo, no responder antes de que te pregunten o haya terminado de hablar el interlocutor o no interrumpir.

- Usar el cuerpo y los gestos. Tomar una postura activa, observar en todo momento a nuestro interlocutor, su expresión facial de interés, etcétera.



miércoles, 9 de noviembre de 2016

Barroco

¿Qué es?
El barroco es un periodo cultural y artístico, que se inició en la Italia pos renacentista, el cual dio inicio a finales del siglo XVI, abarcando todo el siglo XVII y principios del XVIII, en el contexto geográfico de Europa y de las colonias Americanas Francesas, Españolas, y Portuguesas.
CONTEXTO
La época de esplendor del barroco es el siglo XVII.
El barroco se dio con más intensidad y duración en España debido a la fuerza de la Iglesia Católica y de la Inquisición.
El siglo XVII es, en general, una época de crisis y decadéncia.
España se encuentra gobernada por los Austrias (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) y pierde la hegemonía política y militar que había alcanzado en el siglo anterior
Las graves dificultades económicas provocan un descontento general.
La crisis económica, las continuas guerras, las epidemias y la emigración a América hacen descender la población española.
Aumentan las diferencias entre los distintos estamentos (claro contraste entre el lujo de la nobleza y la pobreza del pueblo llano)
Características

Estos serán sus elementos:
- La línea curva, dinámica es la dominante, elipses, parábolas, hipérbolas, cicloides, sinusoides, hélices, sustituyen al perfecto equilibrio del medio punto romano.
- Abundancia de arcos formas variadas.
- Uso de diferentes tipos de cúpulas.
- Uso de soportes dinámicos: el fuste de las columnas se retuerce (columna salomónica) y a veces generan por su forma especial sensación de inestabilidad, soportes extremadamente estrechos en su parte inferior (estipite barroco); uso de cariátides, de pilastras.
- Abundancia de elementos decorativos: los frontones se parten y adquieren formas curvas o mixtilineas, abundancia de nichos, hornacinas, ventanales con forma ovoide (oculi) enmarcados... - Los muros pierden el sentido plano y se curvan dejando de cruzarse en ángulo recto, buscando todo tipo de perspectivas y efectos luminosos.
- Aunque se mantiene la tradicional planta rectangular (planta jesuítica), aparecen las plantas elípticas, circulares y mixtas.


Obras representativas
Literatura

A una nariz
 Érase un hombre a una nariz pegado,
 érase una nariz superlativa,
 érase una nariz sayón y escriba,
 érase un peje espada muy barbado.
 Era un reloj de sol mal encarado,
 érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba,
 era Ovidio Nasón más narizado.
 Érase un espolón de una galera,
 érase una pirámide de Egipto,
 las doce Tribus de narices era.

(Francisco de Quevedo, Fragmento.)

Soledades
al Duque de Béjar

Pasos de un peregrino son, errante,
Cuantos me dictó versos dulce Musa
En soledad confusa,
Perdidos unos, otros inspirados.

¡O tú que de venablos impedido
?Muros de abeto, almenas de diamante?,
Bates los montes que de nieve armados
Gigantes de cristal los teme el cielo,
Donde el cuerno, del eco repetido,
Fieras te expone, que ? al teñido suelo,
Muertas, pidiendo términos disformes?
Espumoso coral le dan al Tormes!:

(Luis de Góngora, fragmento)

A la noche
Noche, fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista
los montes llanos y los mares secos;

habitadora de cerebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos:

la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pies del fugitivo.

Que vele o duerma, media vida es tuya:
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.

( Lope de Vega.)

Arte
(Cristo en casa de Marta, National Gallery de Londres,Velásquez Diego)
(Cristo crucificado, Francisco de Zurbaran)
Éxtasis de Santa Teresa,Gian Lorenzo Bernini)

REPRESENTANTES DEL BARROCO ESPAÑOL
Prosa y Teatro

·        Francisco de Quevedo: redacta hacia 1604 su primera obra en prosa de ficción: la novela picaresca tituladaHistoria del buscón llamado Don Pablos, ejemplo de vagabundos y espejo de Tacaños.
Cultivó la prosa satírica, política y moral en obras en que domina una moral estoica, de raigambre senequista y tratan asuntos como la crítica de arquetipos de la sociedad del barroco, la presencia constante de la muerte en la vida del hombre y el celo cristiano con que ha de conducirse la política
·        Lope de Vega: que destacaremos las conocidas como Novelas a Marcia Leonarda (colección de novelas misceláneas, obras breves, de temática amorosa y técnica de enredo, que mezclan verso y prosa, ambientes exóticos -moriscos, judíos, etc.-, con erudición recargada y digresiones frecuentes y prolijas).

·        Mateo Alemán: autor de la novela picaresca "Vida del pícaro Guzmán de Alfarache", editada en 1599, esta obra estableció el canon del género, alcanzó un éxito formidable en España y Europa, y fue conocida por antonomasia como "El pícaro de Alemán", en 1604 publicó en Lisboa, y la segunda parte del Guzmán de Alfarache. El éxito europeo de su obra fue formidable; se tradujo casi de inmediato al italiano en las prensas venecianas de Barezzi en 1606; en alemán se publicó en Munich en 1615; J. Chapelain tradujo las dos partes de la novela al francés y las publicó en París en 1620; dos años después se estampaba en Londrés la versión inglesa de James Mabbe que, en un prólogo extraordinario, dice del pícaro Guzmán que era «semejante al navío, que anda dando bordes en la ribera, y nunca acaba de tomar puerto.

·        Luis de Molina: su doctrina apodada molinismo tuvo una gran repercusión e influéncia en los pensadores y escritores barrocos posteriores a él. Su pensamiento mezcla los principios de la religión con una elaborada filosofía moral.

·        Baltasar Garcián: La obra más importante de la segunda mitad de siglo es El Criticón del jesuita aragonés Baltasar Garcián. Con ella, la novela española se resuelve en conceptos o abstracciones. La idea se impone sobre la figura concreta. Se trata de una novela filosófica escrita en forma de alegoría de la vida humana.
Gracián cultivó la prosa didáctica en tratados de intención moral y de finalidad práctica, como El Héroe, El político don Fernando el Católico o El Dicreto. En ellos crea toda una serie que ejemplifica el varón modélico, prudente y sagaz, y las cualidades y virtudes que le deben adornar.


Teatro


·        Guillén de Castro: dramaturgo español, considerado como el más importante de fines del siglo XVI y uno de los más señeros de la comedia nueva lopesca, desarrollada a partir de la irrupción en el teatro de Lope de Vega. Sus obras, en especial Las Mocedades del Cid influenciaron a otros dramaturgos franceses posteriores. Cabes destacar la importanciade otros dramaturgos de alta categoría, tales como Juan Ruiz de Alarcón. Son sus obras maestras, La verdad sospechosa, que inspiró Le menteurde Pierre Corneille y El mentiroso de Goldoni, y Las paredes oyen. El examen de maridos tiene concomitancias con El mercader de Venecia de William Shakespeare, porque se inspiran ambas en una fuente común italiana.
·       


·        Pedro Calderón de la Barca: su obra más famosa es La Vida es Sueño, drama filosófico que presenta a Segismundo, hijo del rey de Polonia, encadenado en una torre, por los fatídicos pronósticos de los astrólogos reales. Mientras, Rosaura reclama en la Corte su honor robado por el duque Astolfo. Éste corteja a Estrella para ser rey. La agresividad de Segismundo estalla al liberarlo de su torre, adonde vuelve, encadenado, creyendo haber soñado su experiencia de libertad. Cuando un motín lo rescata otra vez, su albedrío vence las predicciones: domina su condición, casa a Rosaura con Astolfo y acepta la mano de Estrella. El orden queda establecido. El drama acaba con el final esperado para un público de mentalidad y cultura barroca.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Principales Figuras de la lirica y el movimiento mistico

Lirica:
Juan Boscán
(Barcelona, 1487-id., 1542) Poeta español. Nacido en el seno de una familia catalana de letrados y mercaderes, sirvió en las cortes de Fernando el Católico y Carlos I desde 1514, y fue preceptor del duque de Alba. En 1539 abandonó la corte y se estableció en Barcelona, y ese mismo año contrjo matrimonio con Ana Girón de Rebolledo; su casa se convirtió en un centro de tertulia literaria.
A Juan Boscán se le debe la introducción en la lírica castellana de la métrica y la versificación italianas. La idea se la sugirió el embajador veneciano Andrés Navaggiero, durante una conversación en Granada, y contó enseguida con la aprobación de Garcilaso de la Vega, amigo de Boscán.
Las composiciones de ambos, que aparecieron conjuntamente en 1543, en tres volúmenes, muestran la evolución de la versificación castellana del primer libro de poemas a la ya definitiva adopción de la métrica italiana en las poesías del segundo libro, precedido por la carta a la duquesa de Somma, en la que expone y justifica su elección y que constituye un auténtico tratado de poética renacentista.
En este primer libro italianizante aparecen sonetos y canciones, mientras que en el siguiente, en el que se encuentra el poema clásico Hero y Leandro, escrito en endecasílabos blancos, Boscán incorporó el cultivo de nuevas formas, como la elegía, la epístola en tercetos y el uso de la octava real en poemas de mayor extensión.
En su lírica se encuentran unidas con gran acierto las más puras imágenes petrarquistas con las imágenes un poco más rudas de Ausiàs March, con lo que sentó también las bases de la influencia del poeta valenciano en la lírica castellana del siglo XVI. Junto a su obra poética, hay que citar la traducción al español de El cortesano, de Baltasar de Castiglione, publicada en el año 1534.

Fray Luis de León

(Belmonte, España, 1527-Madrigal de las Altas Torres, id., 1591) Escritor español en lenguas castellana y latina. De ascendencia judía, desde muy joven militó en la orden agustina.
Estudió en las universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca, donde obtuvo dos cátedras: la primera de filosofía moral y la segunda de Sagradas Escrituras, que abandonó más tarde para dedicarse a su orden. Fue detenido por la Inquisición y encarcelado durante casi cuatro años (1573-1576) a causa de su Comentario al Cantar de los Cantares (1561), traducción al castellano del texto bíblico, entonces prohibido.
Fray Luis fue un gran humanista de espíritu cristiano y muy buen conocedor de los clásicos latinos. Destacó ante todo como prosista en castellano: su conciencia estilística, que se manifiesta en los efectos rítmicos que introdujo en su prosa, y su empeño en conseguir un lenguaje cuidado y natural lo convierten en un escritor fundamental para la consolidación de la prosa castellana.
Destacan en este sentido La perfecta casada (1583), sobre las virtudes de la mujer cristiana, y, sobre todo, De los nombres de Cristo (1574-1575), comentario erudito que constituye sin duda su obra más conseguida estilísticamente. Sin embargo, su fama literaria se debe a sus composiciones poéticas, veintitrés poemas publicados por primera vez por Quevedo en 1637 en un intento de ofrecer contramodelos a la corriente gongorina.


Tan riguroso como en su prosa, su poesía demuestra un gran dominio del ritmo y del tono. Siguió las innovaciones métricas introducidas por Boscán y Garcilaso, pero se decantó exclusivamente por la lira. Máximo representante de la corriente horaciana, consiguió una expresión poética de gran perfección formal y fuerza expresiva, de ejemplar sencillez. Sobre la base de su pensamiento platónico-agustiniano, cantó el ideal de vida retirada y el anhelo de plenitud que prefigura la vida celestial.

Movimiento Mistico

Fray Luis de Granada

(Luis de Sarria; Granada, 1504-Lisboa, 1588) Escritor español, destacada figura de la literatura ascética del Siglo de Oro. Confesor de duques y de reyes, fue el orador sagrado más famoso de su tiempo en España y Portugal. Sus sermones, dentro del más puro estilo ciceroniano, sirvieron de modelo hasta el siglo XVIII; fue también uno de los mejores prosistas del siglo XVI en latín, castellano y portugués. Destacan sus Seis libros de la retórica eclesiástica (1576), el Libro de la oración y de la meditación (1554), la Guía de pecadores (1556) y el Memorial de la vida cristiana (1561).
Procedente de una familia muy humilde (su madre era lavandera), sus padres fueron de los que por disposición de los Reyes Católicos poblaron las tierras granadinas conquistadas. Quedó huérfano siendo muy niño y entró de monaguillo en el convento de Santa Cruz de Granada de los dominicos, que habían amparado la viudez de su madre. Se dice que Íñigo López de Mendoza, admirado de los razonamientos del muchacho en una disputa infantil bajo su balcón, decidió protegerle y lo nombró paje de sus hijos, a quienes acompañó en sus estudios. También parece que en aquella ilustre casa compartió las enseñanzas del célebre maestro y humanista italiano Pietro Martire d'Anghiera.
Ingresó en el citado convento dominico en 1524 y profesó al año siguiente. Formado en el Colegio de San Gregorio de Valladolid, tuvo como maestros a famosos teólogos corno Melchor Cano, Bartolomé Carranza y Diego de Astudillo, a quien años más tarde prologaría un libro. Volvió al convento granadino de su orden y años después al de Santo Domingo de Scala Dei, en tierras cordobesas, del que fue nombrado vicario en 1541. Tuvo parte activa en la restauración de este monasterio, donde conoció al maestro Juan de Ávila, cuya biografía escribiría y bajo cuya influencia de escritor y orador se formó.
Fray Luis de Granada fue prior del convento de Palma de Río y capellán y confesor de los duques de Medina Sidonia y de Alba. También fue confesor de los reyes de Portugal (don Enrique y doña Catalina). Autorizado por su orden a predicar libremente, se convirtió en el orador sagrado más prestigioso de España y Portugal. Parece ser que pasó a Portugal por orden de sus superiores para eludir las pesquisas de la Inquisición, que sospechaban en él (así como en otros ascetas ilustres) contagios de la reforma de Europa, tanto por sus sermones y escritos como por la austeridad de su vida. No obstante ser español, fue elegido provincial de su orden en Portugal y no quiso aceptar ni el obispado de Evora ni el arzobispado de Braga. Cuando el Papa le designó vicario general, Felipe II le desposeyó del cargo por su neutralidad en el pleito sucesorio del trono portugués.
Entre sus penas y errores (además de la persecución de los españolistas en Portugal por el citado motivo), estuvo el haber reconocido y defendido la superchería de una monja dominica milagrera de la Anunziata de Lisboa. Era ya muy anciano y casi no veía; pero, cuando se convenció de su equivocación, escribió, retractándose humildemente, su Sermón de las caídas públicas, sobre el escándalo levantado por las falsas llagas y fingidos milagros. Sus honras fúnebres y entierro constituyeron una exaltada manifestación de devoción popular a su persona. Había contado también con la admiración de las grandes personalidades de la vida religiosa de su época, empezando por el papa Gregorio XIII, que elogió su virtud y saber.

Obras de Fray Luis de Granada
Fray Luis de Granada es considerado uno de los más grandes prosistas castellanos del siglo XVI. Sus obras fueron conocidas en Europa en los originales (escribió en latín, castellano y portugués) y en numerosas traducciones a todas las lenguas europeas. Su labor como maestro de predicadores se plasmó en la Retórica eclesiástica (1576), escrita en latín, en la cual intentó adaptar las formas de la oratoria clásica de Cicerón y Quintiliano al fondo de los sermones, para recomendar ante todo la sencillez. En portugués redactó el catecismo Compendio de doctrina christiana (1559). Como traductor, su versión de Escala Espiritual de San Juan Clímaco y, sobre todo, la de la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis, fueron elogiadas por el Papa.

Aunque en él se percibe el influjo de la teología tomista, como es característico en los autores dominicos, el tono sentimental de su obra lo acercó al platonismo agustiniano y a la idea franciscana del mundo como reflejo de Dios. Su primer texto importante es El libro de la oración y meditación (1554), tratado de carácter ascético que versa sobre el mejor modo de orar, la forma de evitar las tentaciones y los engaños mundanos, la práctica de la virtud y el valor de la religiosidad interior, en la línea de autores como Savonarola y Erasmo.

La Guía de pecadores (Lisboa, 1556) también revela la ascendencia erasmista por su dimensión ética y humanista, ya que en sus páginas se tienen en cuenta los efectos sociales de la virtud, se enuncian los privilegios derivados de ella y, al dirigirse tanto a clérigos como a seglares, se ofrecen en realidad pautas de comportamiento para el perfecto caballero cristiano. La obra es un tratado ético con los remedios contra los peligros del mundo y sus pecados y muestra una copiosa erudición sagrada digna de un maestro de teología. Con todo, por rozar en algunos pocos pasajes la doctrina de los iluminados, tan en auge en su época, la Inquisición ordenó algunas supresiones del texto de la primera edición.

La Guía consta de dos libros, cada uno de ellos dividido en dos partes. El primer libro, que se titula "Exhortación a la virtud", enumera en su primera parte las obligaciones que nos vinculan a la virtud y los frutos inestimables que de ellas se derivan. En la segunda parte trata de la vida virtuosa y da los preceptos para disfrutar de los bienes temporales y espirituales que en esta vida se prometen a la virtud. El segundo libro, que se titula "Doctrina de la virtud", hace en su primera parte un minucioso examen de los vicios más comunes, es decir, de los siete pecados capitales y de sus remedios, y de los pecados veniales, dando consejos para hacer el hombre más virtuoso; en la segunda parte trata del ejercicio de las virtudes y sugiere lo que el hombre ha de hacer para con Dios y para con su prójimo en la variedad de los estados y de las condiciones.

El tratado tiene una intención práctica y se propone poner a los pecadores por el camino de la virtud cristiana. Moralista ascético, Fray Luis de Granada hace sin embargo de la virtud un procedimiento gradual hasta la identificación del alma con Dios, rozando en más de un punto el misticismo de los alumbrados, como más tarde la Guía espiritual de Molinos. Escritor preciso y colorido, los períodos de Fray Luis tienen la amplitud y la lentitud de la oratoria clásica, y su argumentación recurre de grado a las sutilezas escolásticas; sin embargo, cuando describe la miseria del pecador o las efusiones alegres de la vida espiritual, su prosa se torna ágil y poética y extraordinariamente dúctil a la voz del sentimiento.

La obra en la que puso mayor empeño fue Introducción del símbolo de la Fe (Salamanca, 1582-85). Dividido en cinco partes, este tratado apologético sugerido por la contemplación de la naturaleza es su escrito más extenso. La primera parte es una descripción apasionada de las maravillas de la creación que se detiene minuciosa y delicadamente en lo minúsculo. Su elocuencia literaria y la profundidad emocionante de su fondo se centra en efecto en la atención a las cosas humildes; con una especie de franciscanismo íntimo, lo aparentemente insignificante queda herido por su ternura expresiva y su apasionado discurso, como cuando habla de las telas que las arañas tejen para cazar a sus presas. La segunda y tercera partes, más doctrinales, exponen respectivamente la excelencia de la fe cristiana y el misterio de la redención.
Dos obras íntimamente relacionadas, el Memorial de la vida cristiana (Lisboa, 1561) y las Adiciones al Memorial (1574), contienen las normas para un cristianismo práctico y una ascética de la voluntad; en ellas Fray Luis de Granada llega a tan delicadas exaltaciones que puede considerarse místico en algunos pasajes. En sus demás obras ascéticas, importantes por su fondo aunque menores por su extensión, hallamos estimables opúsculos como sus sermones (Trece sermones en castellano), sus meditaciones (Meditaciones muy devotas) y sus biografías (las de Juan de Ávila, Fray Bartolomé de los Mártires y Sor Ana de la Concepción).
Las obras completas de este fecundo escritor han conocido varias ediciones; destacó la valiosa edición crítica iniciada en 1906 por el padre Cuervo, que consta de catorce tomos. La obra de Fray Luis de Granada representa por su forma una magnífica prosa retórica, y por su fondo las más ricas cualidades de espiritualidad y dinamismo religioso, que lo acreditan como una de las grandes figuras del ascetismo español. Insigne orador y escritor, ya en su época fue conocido con toda justicia como el "Cicerón de España".

Garcilaso de la Vega

(Toledo, 1501? - Niza, 1536) Poeta renacentista español. Perteneciente a una noble familia castellana, Garcilaso de la Vega participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510 ingresó en la corte del emperador Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas. Participó en la expedición a Rodas (1522) junto con Boscán y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago.
En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde éste fue coronado. Permaneció allí un año, hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Herido de muerte en combate, durante el asalto de la fortaleza de Muy, en Provenza, Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió.
Su escasa obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada póstumamente junto con la de Boscán, en Barcelona, bajo el título de Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega (1543), libro que inauguró el Renacimiento literario en las letras hispánicas. Sin embargo, es probable que antes hubiera escrito poesía de corte tradicional, y que fuese ya un poeta conocido.

Garcilaso se sumó rápidamente a la propuesta de su amigo Juan Boscán de adaptar el endecasílabo italiano a la métrica castellana, tarea que llevó a cabo con mejores resultados, puesto que adoptó un castellano más apto para la acentuación italiana y la expresión de los nuevos contenidos poéticos, de tono neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista.
Muchas de sus composiciones reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel Freyre, a quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó profundamente. Los 40 sonetos y las 3 églogas que escribió se mueven dentro del dilema entre la pasión y la razón que caracteriza la poesía petrarquista y en ellos el autor recurre, como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus sentimientos, mientras que las imágenes de que se sirve y el tipo de léxico empleado dejan traslucir la influencia de Ausias March. Escribió también cinco canciones, dos elegías, una elegía a Boscán y tres odas latinas, inspiradas en la poesía horaciana y virgiliana.

Santa Teresa de Jesús

(Gotarrendura, Ávila, 1515 - Alba de Tormes, 1582) Religiosa y escritora mística española, conocida también como Santa Teresa de Ávila. Teresa de Jesús es el nombre de religión adoptado por Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda, probable descendiente de judíos conversos, y de Beatriz de Ahumada, perteneciente a una noble familia abulense. Su vida y su evolución espiritual se pueden seguir a través de sus obras de carácter autobiográfico, entre las que figuran algunas de sus obras mayores: La vida (escrito entre 1562 y 1565), las Relaciones espirituales, el Libro de las fundaciones (iniciado en 1573 y publicado en 1610) y sus cerca de quinientas Cartas.

La Vida abarca desde su infancia hasta la fundación del primer convento reformado de San José de Ávila, en 1562. Gracias a ella se sabe de su infantil afición por los libros de caballerías y de vidas de santos. En 1531, su padre la internó como pupila en el convento de monjas agustinas de Santa María de Gracia, pero al año siguiente tuvo que volver a su casa aquejada de una grave enfermedad. Determinada a tomar el hábito carmelita contra la voluntad de su padre, en 1535 huyó de su casa para dirigirse al convento de la Encarnación. Vistió el hábito al año siguiente, y en 1537 hizo su profesión.
Por entonces empezó para ella una época de angustia y enfermedad, que se prolongaría hasta 1542. Durante estos años confiesa que aprendió a confiar ilimitadamente en Dios y que empezó a practicar el método de oración llamado «recogimiento», expuesto por Francisco de Osuna en su Tercer abecedario espiritual. Repuesta de sus dolencias, empezó a instruir a un grupo de religiosas de la Encarnación en la vida de oración y a planear la reforma de la orden carmelitana para devolverle el antiguo rigor, mitigado en 1432 por Eugenio IV.
Empezó entonces a ser favorecida con visiones «imaginarias» e «intelectuales», visiones que habrían de sucederse a lo largo de su vida y que determinaron sus crisis para averiguar si aquello era «espíritu de Dios» o del «demonio». Su ideal de reforma de la orden se concretó en 1562 con la fundación del convento de San José. Se inicia entonces una nueva etapa en su vida, en la que la dedicación a la contemplación y la oración es compartida con una actividad extraordinaria para conseguir el triunfo de la reforma carmelitana.
Desde 1567 hasta su muerte, fundó en Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y Burgos. En 1568 se erigió en Duruelo el primer convento reformado masculino, gracias a la colaboración de San Juan de la Cruz y del padre Antonio de Heredia. Redactó las Constituciones (1563), que fueron aprobadas en 1565 por Pío IV, y que se basan en los siguientes puntos: vida de oración en la celda, ayuno y abstinencia de carne, renuncia de rentas y propiedades, comunales o particulares, y práctica del silencio.

Para ayudar a sus religiosas a la realización de su ideal de vida religiosa compuso Camino de perfección (escrito entre 1562 y 1564 y publicado en 1583) y Las moradas o Castillo interior(1578). La reacción de los miembros de la antigua observancia carmelita llegó a su punto culminante en 1575, año en que denunciaron a los descalzos a la Inquisición. Un breve de Roma, en 1580, ordenó la separación de las dos órdenes.
En 1604 se inició el proceso de canonización de Teresa. En 1614 fue declarada beata, y en 1622 fue canonizada por Gregorio XV. En 1970 fue proclamada doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer que recibía esta distinción. Además de las obras citadas, dejó escritas las siguientes: Meditaciones sobre los cantares, Exclamaciones, Visita de descalzas, Avisos, Ordenanzas de una cofradía, Apuntaciones, Desafío espiritual, Vejamen y unas treinta poesías.

San Juan de la Cruz

(Juan de Yepes Álvarez; Fontiveros, España, 1542 - Úbeda, id., 1591) Poeta y religioso español. Nacido en el seno de una familia hidalga empobrecida, empezó a trabajar muy joven en un hospital y recibió su formación intelectual en el colegio jesuita de Medina del Campo.
En 1564 comenzó a estudiar artes y filosofía en la Universidad de Salamanca, donde conoció, en 1567, a Santa Teresa de Jesús, con quien acordó fundar dos nuevas órdenes de carmelitas. Su orden reformada de carmelitas descalzos tropezó con la abierta hostilidad de los carmelitas calzados, a pesar de lo cual logró desempeñar varios cargos. Tras enseñar en un colegio de novicios de Mancera, fundó el colegio de Alcalá de Henares. Más adelante se convirtió en el confesor del monasterio de Santa Teresa.
En 1577 prosperaron las intrigas de los carmelitas calzados y fue encarcelado en un convento de Toledo durante ocho meses. Tras fugarse, buscó refugio en Almodóvar. Pasó el resto de su vida en Andalucía, donde llegó a ser vicario provincial. En 1591 volvió a caer en desgracia y fue depuesto de todos sus cargos religiosos, por lo que se planteó emigrar a América, proyecto que frustró su prematuro óbito. Canonizado en 1726, fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1926.
Aunque los versos que de él se conservan son escasos y no fueron publicados hasta después de su muerte, se le considera como uno de los mayores poetas españoles de la época y como el máximo exponente de la poesía mística. Se supone que durante los meses de su encierro en 1577, que pasó en completo aislamiento y sometido a crueles interrogatorios, elaboró sus llamados poemas mayores: Llama de amor viva, Cántico espiritual y Noche oscura. Por temor a que fueran tomadas por "iluministas", ninguna de estas obras se publicó antes de 1618, cuando, salvo Cántico espiritual que lo fue nueve años más tarde en Bruselas, se editaron con el título de Obras espirituales que encaminan a un alma a la perfecta unión con Dios. En 1692 se publicó en Roma la obra en prosa Avisos para después de profesos, escrita poco antes de morir.
En sus tres poemas mayores, estrechamente relacionadas entre sí, Juan de la Cruz condensó sus propias vivencias personales, derivadas del constante anhelo de que su alma alcanzase la fusión ideal con su Creador; las tres composiciones, de un modo u otro, describen el ascenso místico del alma hacia Dios, y dado que surgieron como trasunto de una experiencia mística que se expresaba en alegorías y símbolos, San Juan de la Cruz consideró que debían ser explicadas. Esto le llevó a la escritura de comentarios en prosa a los poemas.
En Llama de amor viva, San Juan de la Cruz recrea la emoción del éxtasis amoroso, mientras que en Noche oscura, que consta de ocho liras, utiliza la imagen de una muchacha que escapa por la noche para acudir a una cita con su enamorado como representación de la huida del alma de la prisión de los sentidos, en busca de la comunión con Dios. Cántico espiritual es la obra más compleja y extensa de su producción. En ella, para detallar las diferentes vías que recorre el alma hasta lograr fundirse con la divinidad, desarrolla una recreación, a modo de égloga, del bíblico Cantar de los Cantares. A través de cuarenta liras describe la búsqueda del Esposo (Dios) por parte de su esposa (el alma), que pregunta por él a las criaturas de la naturaleza. Tras encontrarlo, se sucede un diálogo amoroso que culmina con la unión de los dos amantes.
A diferencia de Santa Teresa de Jesús, que adopta el tono coloquial y se nutre de los efectos de la luz para expresar la experiencia de la comunión con Dios, la poesía de San Juan de la Cruz se constituye en un lenguaje vivo que, bebiendo en variadas fuentes, busca la expresión del arrobo y del éxtasis de la unión mística; su propósito es llegar a plasmar, o cuanto menos dejar entrever, esa realidad invisible e inefable que es el amor divino, apelando al simbolismo y a las ricas posibilidades expresivas de un lenguaje elaborado. Son precisamente estos dos factores los que atraen y fascinan aun a los no creyentes, pues sus versos, al operar fundamentalmente como vías expresivas de una experiencia personal íntima, no comprometen creencias, tradiciones o culturas no compartidas por el sujeto.

En tanto que frutos de este arrebato místico, alejado de todo discurso lógico, predominan en los poemas mayores de San Juan de la Cruz los elementos irracionales, subconscientes e intuitivos que se traducen estilísticamente en una tendencia a la síntesis y en una gran densidad expresiva. Para comunicar las sensaciones experimentadas prescinde de todo elemento superfluo y emplea abundantemente el sustantivo, en detrimento de verbos y adjetivos. Con el fin de dar a conocer los gozos que el enlace místico produce, utiliza con profusión los giros afectivos, las repeticiones, las antítesis, las enumeraciones caóticas, el paso súbito de un tema a otro o las referencias alegóricas, basadas, en su mayor parte, en el tema del amor profano. No excluye además el léxico popular y rústico, los dialectismos y los diminutivos, que se presentan junto a voces cultas y palabras de contenido simbólico.
De este modo, combinando la antigua simbología del Cantar de los cantares con las fórmulas propias del petrarquismo, San Juan de la Cruz produce una rica literatura mística que hunde sus raíces en la teología tomista y en los místicos medievales alemanes y flamencos. Su producción refleja una amplia formación religiosa, aunque deja traslucir la influencia del cancionero tradicional del siglo XVI, sobre todo en el uso del amor profano (las figuras del amante y de la amada) para simbolizar y representar el sentimiento místico del amor divino. La estrofa más empleada en sus poemas es la lira, aunque demuestra igual soltura en el uso del romance octosílabo.
Toda su doctrina gira en torno al símbolo de la «noche oscura», imagen que ya era usada en la literatura mística, pero a la que San Juan dio una forma nueva y original. La noche, al borrar los límites de las cosas, le sugiere, en efecto, lo eterno, y de esa manera pasa a simbolizar la negación activa del alma a lo sensible, el absoluto vacío espiritual. Noche oscura llama también San Juan a las «terribles pruebas que Dios envía al hombre para purificarlo»; ateniéndose a este último significado, habla de una noche del sentido y de una noche del espíritu, situadas, respectivamente, al fin de la vía purgativa y de la iluminativa, tras las cuales vendría la vía unitiva, aspiración última del alma atormentada por la distancia que la separa de Dios, y realización de su deseo de fusión total con Él. Antes de acceder a la experiencia mística de unión con Dios, el alma experimenta una desoladora sensación de soledad y abandono, acompañada de terribles tentaciones que, si consigue vencer, dejan paso a una nueva luz, pues «Dios no deja vacío sin llenar».
San Juan utiliza determinados recursos estilísticos con una profusión y madurez poco frecuentes, dando un nuevo y más profundo sentido a las expresiones paradójicas («vivo sin vivir en mí», «cautiverio suave») y a las exclamaciones estremecedoras («¡Oh, llama de amor viva!») habituales en los cancioneros. Lo que mejor define su poesía es su extraordinaria intensidad expresiva, gracias a la perfecta adecuación y el equilibrio de cada una de sus imágenes. A ello contribuye asimismo su tendencia a abandonar el registro discursivo y eliminar nexos neutros carentes de valor estético para buscar una yuxtaposición constante de elementos poéticos de gran plasticidad. Todo ello, unido al rigor intelectual que el propio autor destacó en sus comentarios, confiere a su poesía un singular equilibrio entre sus imágenes sensuales y el impulso ascético y sublime que la inspiró, y hace de ella una de las cumbres de la lírica renacentista en lengua castellana.