1. Sócrates. La apología.
El personaje:
Sócrates creía en
la superioridad de la discusión sobre la escritura. Tanto lo creía que no dejó
material escrito, sino que pasó la mayor parte de su vida de adulto en los
mercados y plazas públicas de Atenas, iniciando diálogos y
discusiones con todo aquel que quisiera escucharle, a quienes solía responder
mediante preguntas. Su método se denominó mayéutica,
que significa “dar a luz”, y cuyo nombre parece ser que basó en la profesión de
su madre, que era, precisamente, partera. Las preguntas que contestaba a sus
interlocutores acababan consiguiendo que el interpelado descubriera sus propias
verdades.
El discurso:
De todos sus discursos el que le aseguró un lugar en la historia es el que
hoy conocemos como la Apología de Sócrates, y que pronunció en
el año 339 a.C. ante el tribunal ateniense que le acusaba de corromper a la
juventud y de despreciar a los dioses del Estado. La versión que tenemos del
mismo es la que escribió su discípulo Platón; no hay motivo para creer que no
recoja fielmente las enseñanzas del maestro, pero también, con toda
probabilidad, contenga no pocas ideas añadidas por el alumno.
El impacto:
Podría pensarse que el discurso no tuvo el impacto deseado, pues Sócrates
fue condenado. Sin embargo, se negó a aceptar una reducción de su condena y
eligió la ingestión de cicuta como la forma de ser ejecutado. Sin embargo, las
palabras recogidas por Platón y el ejemplo de virtud dado por el propio
Sócrates, no sólo durante su defensa sino tras conocer la condena, han
perdurado tras la muerte del autor. Porque este discurso es, en realidad, una
reivindicación de toda su vida y sus ideas concentrada en muy pocas páginas.
La Frase:
“De las muchas mentiras que han urdido, una me causó especial extrañeza,
aquella en la que decían que teníais que estar precavidos de ser engañados por
mí porque, dicen ellos, soy hábil para hablar”.
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El personaje:
Patrick Henry era un abogado, dueño de una plantación y político
estadounidense que alcanzó una gran notoriedad en la década de 1770. En Estados
Unidos se le considera uno de los padres fundadores de la nación.
El discurso:
En 1775 ante la Convención de Virginia reunida para tomar la decisión de
levantar tropas contra los británicos, Patrick Henry levantó su voz. Su
discurso ejerció tal impacto entre los asistentes– entre los que se encontraban
dos futuros presidentes Thomas Jefferson y George Washington– que los virginianos decidieron
de forma casi unánime que había llegado el momento de alzarse en armas.
El impacto:
El momento tuvo un efecto hipnótico entre quienes lo escucharon; un hecho a
destacar es que pocos de los asistentes fueron después capaces de recordar las
palabras exactas; sólo podían afirmar que estaban de acuerdo con ellas, y que
les convencieron.
Curiosamente, cuando le preguntaron por el contenido del discurso,
Jefferson tampoco fue capaz de recordarlo. Pero sí pudo describir con detalle
la sensación que tuvo mientras lo escuchaba: “Aunque fue difícil entender lo
que Henry decía en el momento en el que habló, mientras hablaba, todo parecía
correcto. Cuando habló en contra de mi opinión, produjo un gran efecto, y yo
mismo me sentí emocionado y alegre. Desde entonces, me he preguntado en muchas
ocasiones: “¿qué diablos ha dicho?” Y nunca he sido capaz de responder a esa
pregunta”.
La Frase:
“Dadme la libertad o dadme la muerte”
Este vídeo pone el discurso en perspectiva acompañando la lectura con la
situación del momento y los hechos que llevaron a este discurso.
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El personaje:
En el siglo XIX surgió en Estados Unidos todo un subgénero literario basado
en la historia autobiográfica de esclavos que habían conseguido huir de la
opresión. Frederick Douglass fue uno de los autores más reconocidos; contó su
historia en su autobiografía, publicada en 1845, y los males de la esclavitud
en numerosos discursos en los años posteriores a la Guerra Civil americana. De
hecho, el origen de su huida de las garras del esclavismo radica en el momento
en que aprendió por sí mismo a leer y a escribir, y a pulir sus conocimientos
leyendo libros de discursos y oratoria.
Douglass pronunció su primer discurso público en el puerto ballenero de
Nantucket, durante la convención anual de la Sociedad Antiesclavista de
Massachusetts de 1848. Tenía treinta años de edad, y llevaba diez años huido de
la esclavitud; posteriormente reconoció que las piernas le temblaban, pero se
sobrepuso y ofreció una charla memorable sobre su vida como esclavo.
El discurso:
En 1852 fue invitado a hablar en su ciudad adoptiva de Rochester (Nueva
York) un 5 de julio, el día siguiente a la fiesta nacional de Estados Unidos y
aprovechó la ocasión para contar todo lo que quería decir sobre el tema de la
esclavitud, en un discurso que posteriormente sería recordado con el título
“¿Qué es el 4 de julio para un esclavo?”.
El impacto:
El contraste de las celebraciones de un 4 de julio, en el que los desfiles
y la alegría conmemoran precisamente la independencia y la libertad, con las duras
palabras de Douglass, fue un duro choque para todos los asistentes. El orador
recordó, tanto al público que le escuchaba como a los que tuvieron acceso
posteriormente a sus palabras, que en la misma fecha en que el país se
entregaba a las celebraciones, más de cuatro millones de seres humanos eran
todavía mantenidos como esclavos.
La Frase:
“América falsea su pasado, es falsa con el presente, y está atada
solemnemente a ser falsa en el futuro”
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El personaje:
Abraham Lincoln (12 de febrero de 1809–15 de abril de 1865) fue el
decimosexto presidente de los Estados Unidos y el primero que llegó al cargo
por el Partido Republicano.
Como un fuerte oponente a la expansión de la esclavitud en los Estados
Unidos, Lincoln ganó la nominación del Partido Republicano en 1860 y fue
elegido presidente a finales de ese año. Durante su período, ayudó a preservar
los Estados Unidos por la derrota de los secesionistas Estados Confederados de
América en la Guerra Civil. Introdujo medidas que dieron como resultado la
abolición de la esclavitud, con la emisión de su Proclamación de Emancipación
en 1863 y la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la
Constitución en 1865.
El discurso:
El Discurso de Gettysburg es el más famoso de todos los que Lincoln dio a
lo largo de su vida. Lo pronunció en la Dedicatoria del Cementerio Nacional de
los Soldados en la ciudad de Gettysburg (Pensilvania) el 19 de noviembre de
1863. La conmemoración de una de las batallas más sangrientas de la Guerra
Civil americana se convirtió para él en la gran oportunidad para recordar a su
pueblo “por qué luchamos”.
El impacto:
Aquel día Lincoln era sólo un orador secundario, pero de todos los que
hablaron es el único que dejó en aquella fecha un discurso que pasó a los
anales de la historia.
La Frase:
“Que resolvamos aquí, firmemente, que estos muertos no habrán dado su vida
en vano. Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de
libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no
desaparecerá de la Tierra”.
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El personaje:
Tras lograr introducir una papeleta de voto en las urnas de las elecciones
presidenciales de 1872, y ser multada por ello con una multa de 100 dólares,
Susan Anthony se dedicó a dar una gira exhaustiva de discursos para apoyar el
voto femenino.
El discurso:
Más que un texto de su propia creación, el argumento básico que utilizaba
Susan Anthony en sus discursos era la lectura literal de la construcción
americana en la Declaración de Independencia; luego contraponía ese texto con
la realidad que le impedía a ella misma votar, logrando un efecto inmediato en
las audiencias a las que se dirigía. A esto se añadía que, frente al tono
exaltado y hasta histérico que los opositores al voto femenino utilizaban en
sus arengas, el tono de Susan Anthony era siempre calmado y sencillo.
El impacto:
Aunque Estados Unidos no concedió el voto femenino hasta 1920, siempre se
ha considerado que la lucha de Susan Anthony fue uno de los pilares en los que
se fundó el movimiento sufragista que acabaría consiguiendo para las mujeres el
derecho a votar.
La Frase:
“Fuimos nosotros, el pueblo. No “Nosotros, los hombres blancos”, sino
nosotros , todos nosotros, los que hicimos la Unión.
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El personaje:
“Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” (en
inglés blood, toil, tears and sweat) una famosa sentencia
utilizada en el histórico discurso que el Primer Ministro británico Winston Churchill pronunció ante la Casa de los Comunes (la cámara baja del
Parlamento del Reino Unido), el 13 de mayo de 1940. Churchill había reemplazado
en el cargo a Neville Chamberlain, en
el contexto de la Batalla de Francia, ocho meses después del comienzo de la
Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas aliadas estaban experimentando
continuas derrotas frente a la Alemania nazi.
El discurso:
Se trató de una breve intervención parlamentaria, estos son sus dos últimos
párrafos:
“Constituir una Administración de esta escala y complejidad ya es una tarea
muy seria en sí misma, pero debe recordarse que estamos en la fase preliminar
de una de las grandes batallas de la Historia, que estamos actuando en muchos
otros puntos en Noruega y en Holanda, que tenemos que estar listos en el
Mediterráneo, que la batalla aérea es continua y que muchos preparativos, tales
como los que han sido indicados por mi honorable amigo, deben hacerse aquí y en
el exterior. Espero que cualquiera de mis amigos y colegas, o ex colegas, que
hayan sido afectados por la reestructuración política, se hagan cargo, y
comprendan totalmente, la falta de ceremonial con la que ha sido necesario
actuar. Diré a esta Cámara, tal como le dije a aquellos que se han unido a este
Gobierno: No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y
sudor.
Tenemos ante nosotros una prueba de la naturaleza más penosa. Tenemos ante
nosotros muchos, muchos largos meses de lucha y de sufrimiento. Me preguntáis:
¿cuál es vuestra política? Os lo diré: hacer la guerra por mar, tierra y aire
con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la
guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y triste
catálogo del crimen humano. Esa es nuestra política. Preguntaréis: ¿cuál es
nuestro objetivo? Puedo responderos con una palabra: victoria, victoria a toda
costa, victoria a pesar del terror, victoria por largo y duro que sea el
camino, porque sin victoria no habrá supervivencia. Que quede claro: no habrá
supervivencia para el Imperio Británico, no habrá supervivencia para todo lo
que el Imperio Británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo
y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia sus
metas”.
El impacto:
Churchill pronunció tres discursos públicos durante el período de la Batalla de Francia. Éste discurso y los dos
siguientes, del 4 de junio (“lucharemos en las playas“)
y del 18 de junio (“esta fue su hora más gloriosa“),
tuvieron una extraordinaria influencia en la opinión pública británica,
preparándola para enfrentarse a una guerra dura y prolongada, y que, a
diferencia de lo ocurrido durante la Primera Guerra Mundial, previsiblemente
afectaría también al territorio de la isla, como se confirmó desde julio de ese
mismo año de 1940 con los enfrentamientos aéreos de la Batalla de Inglaterra y
los bombardeos masivos, que se mantuvieron hasta el final de la guerra (1945).
La Frase:
“No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”
Link para leer el discurso completo:
El personaje
John Fitzgerald Kennedy fue el trigésimo quinto presidente de los Estados
Unidos, y el primer católico en alcanzar este puesto. Fue conocido como John F.
Kennedy, como Jack Kennedy entre sus amigos y popularmente como JFK. Su
asesinato en 1963 llevó su figura al nivel de mito.
El discurso:
El 20 de enero de 1961, día de su investidura, Kennedy pronunció uno de los
grandes discursos de la política del Siglo XX. Con una duración de 14 minutos,
es el más corto de la historia de los Estados Unidos. Kennedy había sido el
primer presidente elegido gracias al éxito de su campaña televisiva, y en la
víspera de la ceremonia se reunió con los directivos de la Cadena CBS para
preparar hasta el último detalle. Se preocupó especialmente de que durante la
retransmisión el realizador enfocara un primer plano de su rostro justo cuando
pronunciara las frases más contundentes del discurso: “no preguntes lo que tu
país puede hacer por ti…” y “la antorcha ha sido pasada”.
El estrado había tenido un calentamiento previo con una gala preinaugural
producida y presentada por Frank Sinatra, amigo personal del propio Kennedy.
Harry Belafonte, Nat King Cole, Tony Curtis, Ella Fitzgerald, Gene Kelly y
otras estrellas prepararon el ambiente para los 20.000 asistentes a la
ceremonia en Washington y para la audiencia televisiva.
A pesar de estar a varios grados bajo cero y a la nevada que había caído la
víspera, Kennedy afrontó su discurso sin abrigo. Todo estaba listo para el
personaje.
El discurso inaugural de John Fitzgerald Kennedy es uno de los más cortos
sin embargo JFK dedicó meses a prepararlo.
La Frase:
“No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes
hacer por tu país.”
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El personaje:
Martin Luther King fue un pastor baptista que lideró el Movimiento por los
Derechos Civiles de los Afroamericanos, utilizando la palabra y la resistencia
pacífica como sus principales armas en pro de la igualdad de negros y blancos.
Como ocurrió con Kennedy, su asesinato le convirtió en uno de los mitos de la
era moderna.
El discurso:
El discurso de Martin Luther King fue, además de una buena idea, una buena
causa apoyada por unas buenas palabras. De hecho, fueron sin duda las palabras
más adecuadas para la audiencia que iba a escucharlas, alineando a la
perfección la realidad y los deseos.
Como reverendo reciclado para la actividad política, Luther King era un
gran orador. Una anécdota poco conocida sobre este discurso es que no
constituía un estreno: King lo había ensayado en varias ocasiones ante varias
audiencias, puliéndolo sin cesar hasta la perfección. Como ya hemos comentado
en este blog en otras ocasiones, la preparación es la madre del éxito de las
palabras. Luther King lo sabía, sabía que sus 16 minutos de discurso podían
cambiar el mundo y se preparó para ello.
Su discurso es similar a una construcción de piezas de LEGO, en la que
logró aunar una inteligente elección del contenido con una perfecta forma de
contarlo (puesta en escena). Utilizó tres elementos esenciales: pasado y
futuro, referencias a canciones, la Biblia, y a discursos famosos. De hecho la
primera cita es del discurso de Gettysburg de Lincoln, una pieza conocida por
cualquier alumno de instituto americano. Sus palabras saltaban del “dónde
estaban” al “dónde querían ir”; su reto era que el camino pareciera fácil. Y
King lo logró porque su sueño, su discurso, estaba sembrado de lugares
conocidos, de citas y elementos que el público podía identificar con facilidad.
Así la tarea de cambio parecía familiar, porque contenía elementos conocidos
para quienes lo escuchaban.
El impacto:
En aquel día de un tórrido agosto, más de 250.000 personas, muchas de las
cuales habían viajado miles de kilómetros desde sus hogares, se dieron cita
para escuchar las palabras de Luther King. No olvidemos que estamos hablando de
un grupo social que no tenía fácil acceso al transporte público, y en muchos
casos, ni siquiera al teléfono.
El impacto del discurso del doctor King muestra que el poder está en las
personas, en su círculo; no en las redes, que son la herramienta. Cuando se
crea una atracción, una causa o una buena razón, las personas se movilizan, con
o sin redes sociales. Porque no hay nada más poderoso que la palabra
transmitida de persona a persona cuando se busca un cambio, sea cual sea el
camino que elija.
La Frase:
“Sueño que mis cuatro hijos, vivirán un día en una nación donde serán
juzgados, no por el color de su piel sino por su carácter”.
Link para leer el discurso completo:
El personaje:
Lyndon B. Johnson fue el trigésimo sexto presidente de Estados Unidos.
Vicepresidente durante el mandato de Kennedy, accedió al cargo tras la muerte
de este en 1963, y al año siguiente lo refrendó cuando ganó en las elecciones a
Barry Goldwater. Su presidencia es recordada por su “guerra contra la pobreza”
y por sus abundantes legislaciones en pro de los derechos civiles.
El discurso:
El 15 de marzo de 1965, Johnson habló ante una sesión conjunta del Congreso
para promover su Acta de Derecho al Voto. Sólo una semana antes, la población
de Selma, Alabama, había sido el escenario de violentos conflictos raciales que
produjeron varias muertes. La intención de Johnson fue eliminar con su Acta
todas las restricciones al voto que aún subsistían en varios estados del sur,
pensadas para impedir el acceso a las urnas de los negros y de otras minorías.
En su discurso Johnson volvió a los orígenes de Estados Unidos, recordando
varias de las frases más memorables de su fundación y haciendo hincapié en los
principios sobre los que se creó un país en el que todos sus ciudadanos
compartieran la dignidad de seres humanos; una dignidad que se basaba en un
punto irrenunciable, como era el derecho al voto.
El impacto:
El decidido apoyo de Johnson a la eliminación, de una vez por todas, de
cualquier restricción del derecho al voto en su país, apelando a los principios
fundacionales de Estados Unidos, fue un paso decisivo. El Acta de Derecho al
Voto fue aprobada al año siguiente por una amplia mayoría en el Congreso y el
Senado.
La frase:
“Aquí no existe ningún conflicto moral. Es un error, un error gravísimo,
denegar a cualquiera de nuestros compatriotas americanos el derecho a votar en
este país. No hay ningún conflicto de derechos estatales o nacionales. Lo único
que hay es la lucha por los derechos humanos. No tengo la menor duda de cuál
será su respuesta”.
Link para leer el discurso completo:
El personaje:
Ronald Reagan se destacó como presidente de Estados Unidos por rescatar los
discursos emotivos y cercanos. Su experiencia como actor, combinada con su ya
larga experiencia política cuando fue elegido presidente, hicieron de él uno de
los mayores comunicadores de su época.
El discurso:
El 12 de junio de 1987, Reagan dio un discurso en la Puerta de Brandeburgo,
símbolo de la separación entre el este y el oeste y puerta simbólica en el Muro
de Berlín. Durante el mismo, le pidió a Mijail Gorbachov que derribase el muro.
Hasta sus propios asesores se sorprendieron de la petición. El 18 de mayo
anterior había tenido una reunión con su equipo de redactores y dijo sobre el
borrador: “creo que es un boceto bueno, sólido”. Su jefe de gabinete, Howard
Baker, protestó, diciendo que sonaba “extremista” e “impropio de un
presidente”, y el Consejero de Seguridad Nacional Colin Powell estuvo de
acuerdo. Sin embargo, a Reagan le gustó el párrafo y dijo: “creo que vamos a
dejarlo”.
El impacto:
Poco podía sospechar el propio Reagan que tan sólo unos pocos años después,
en noviembre de 1989, ese mismo muro caería. La prensa alemana recordaría
entonces el discurso de Brandenburgo pronunciado por él como el discurso que
cambió el mundo.
La Frase:
“Derribe este muro”.
Link para leer el discurso completo:
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